La Creatividad y las hormigas (5 de Octubre)


Y allí estábamos, pero en esta ocasión no llevaba conmigo ninguno de mis libros para leer y entretener la espera. El niño estaba distraído viendo a un grupo numeroso de chiquillos jugar al deporte rey mientras esperábamos el profesor de atletismo que no llegaría hasta más tarde. Finalmente, no sin cierto aburrimiento , decidí sentarme en las gradas a pleno sol que, por cierto, se entretuvo en freírme la oreja derecha, pero no se lo voy a tener en cuenta porque ya bastante tiene con la mala prensa que le hacemos al querido y necesario astro rey.
Pero esto no es lo que os quiero contar. Lo que yo quiero contar son las peripecias de un grupo de hormigas, muy trabajadora y creativas ellas, cuya misión era llevar una palomita de maiz a su hormiguero.
-Mamá, mira esas hormigas lo que hacen… Llevan una palomita ..¡Mira! hay dos que están subidas encima! ¡Qué cara tienen!
Me levanté de mala gana. ayudada por la curiosidad.
-¡Oh!, es verdad. ¿Te das cuenta que todas se mueven en la misma dirección? Y las que van encima se van cambiando con las de abajo. Qué curioso ¿no?
-¿Dónde está en hormiguero? ¡Ah!, mira, allí está. Pero, ¿No se están desviando un poco? Las voy a ayudar.
Noooooo! Déjalas que ellas saben….
Hacía tiempo que no me reía tanto. Las veía tan afanosas, tan metidas en su papel, tan empeñadas en hacer lo imposible, tan sincronizadas, yo diría que tan orgullosas de su trabajo … y tan desviadas de la trayectoria, que me dieron penita y cuando me pareció que me nos habíamos divertido bastante a su costa, le hice a Isidro señas para que les diera “un empujoncito”. Así que fueron teletransportadas más de medio metro , pero ellas como si nada, siguieron con la fija idea de llegar al hormiguero que esta vez se encontraba visiblemente más cerca.
Está claro que en el mundo de las hormigas, la percepción de las distancias, el peso, el tiempo, las proporciones y tantos más parámetros son percibidos de manejar muy distinta a las nuestras. Y me estoy acordando de los costaleros de los numerosos paso que procesionan durante la semana santa por las calles de nuestro querido pueblo, al observar como las hormigas trasladan la palomita con cierto balanceo añadido, producto de la brisa reinante que les obligaba constantemente a rectificar la trayectoria.
Finalmente se pasaron el hormiguero y nosotros vuelta a reir, pero las dejamos unos minutos a ver qué hacían. Cuando llevaban “al cambio”, algo así como 10 kilómetros en dirección opuesta las teletransportamos nuevamente al mismísimo hormiguero. Y llegó la última fase, la más imposible, que es como pretender meter, por ejemplo, la plaza de toros, dentro de la fuente de la Alameda, o sea…. que no entraba. Le dieron mil y una vuelta a la palomina con una maestría y destreza sorprendente, pero iba a ser que no.
Iba a ser que no, pero fue que sí, pues en compensación al rato tan ameno y distraído que pasamos, se la hicimos trocitos y los colamos por el agujerito del hormiguero aun cuando sabíamos que estábamos interfiriendo en el… ¿equilibrio ecológico? ¿Se dice así?
Es igual, había que ayudarlas y se las ayudó aunque nos da que ellas ni se enteraron.
Moraleja y ya con esto termino: “Si juegas a ser dios, te expones a que te ignoren pero te lo puedes pasar divino”