La creatividad y la mujer (Marzo 2010)

Ahora sí, mujer

En la inmensidad de la senda,
el devenir de la vida me marcó con embiste certero
y me obsequió con un exiguo fragmento oportuno,
que, con cautela, mis dispuestas manos,
hilvanan tímidamente de palabras.
Y en ellas,
matices de esperanza que laten entre versos.

Palabras de ti y de mi, mujer.
Palabras que fluyen temerosas e inseguras.
Que no pueden más que tomar de la noche candiles de luna
y, sigilosas, despertar muy despacio a un mundo receloso
que ocultó por milenios su auténtico amanecer,
en prisiones esculpidas por el miedo y la ignorancia.

Y dura la herencia,
me enfrenté al hiriente ostracismo de largos días
que el tiempo estiró sin atisbo de clemencia,
amparado por la ausencia de cordura.

Sometida la historia,
quedó grabada con cristales de tus ojos.
Y escondidas entre sus páginas
renacen mensajes entre líneas.
Y un mar de llantos conquista cicatrices,
que la generosa memoria diluye en el gris de tu pasado.

Pero mujer,
Yo no quiero que se rompan lo espejos preñados de tu imagen.
Ni dejen de viajar por el aire tus gritos vestidos de silencios.
Ni procuren más espacio que suiciden tus deseos.
No quiero que el olvido sepulte los recuerdos.
Hasta que tus rumbos sean ya ciertos que protejan centinelas,
y el faro de la cordura alumbre caminos infinitos.

Porque mujer, despierta.
Que son tus pasos los que oyes.
Pasos que resuenan y reclaman su lugar
en las estancias ocupadas por el perfil idolatrado de tu cuerpo.

Grita fuerte y desde la balaustrada del alma,
¡Vuela!
Vuela dentro.
Siente el vértigo y el misterio efervescente de la vida.
Tú que acunas con tierno amor lo tirano y lo sublime.
Semilla inagotable que germina en el punto yermo de la nada.


Nunca olvides
que ese es tu perfume, mujer,
el de la flor perpetua de la vida por la vida.
Que son tus manos, mujer,
las que despiertan perdidas e ignoradas energías.

Y el rito del eterno femenino sobrevive
en el pulso mantenido
por la ecuación perfecta del pensamiento,
y la geometría indiscutible de tu espacio.
Vive, ahora, vive y deja que quien se acerque
y acompañe tu camino,
pueda soñar el roce de unas alas.
Ahora sí.
Todo está bien,
en el camino.
Mujer.